miércoles, 13 de octubre de 2010

MUNICIPALIDAD DE LUQUE EN DESCONTROL..


En protesta a su destitución ilegitima y en defensa de la voluntad popular, agregó el concejal.
El Concejal Ricardo "Beby" Núñez, comienza huelga de hambre.
Pasacalles de ciudadanos que se solidarizan con el concejal.
Concejal liberal Gill tambien acompaño al Concejal Nuñez.
La tendencia 2010: Violencia social, huelga de hambre y judicialización de la política.

Esto es lo que ve el ciudadano luqueño, es más, al observar el caso del concejal Ricardo “Beby” Núñez, que tiene que recurrir a una huelga de hambre, el 12 de octubre de 2010, a las 9;30 horas. para que su caso sea atendido, -no decimos resuelto- sino atendido por la Justicia Electoral, "...dejaré un presedente para lo que me paso a mi no le pase a otro", dijo .

Como lo ha manifestado a medios de prensa el concejal Hugo Segovia (PLRA) desde hace menos de dos meses, donde se podía leer profusamente en la prensa las declaraciones de buena voluntad y palabras de buena crianza de algunos concejales, "...junto a ellos un concejal Liberal, quien sin vacilación y con un claro desconocimiento hacia los suyos se unió al concejal César Chiola, (ANR) ungiéndolo Intendente de Luque y destituyendo contra todas las normas del Código Electoral, Ley Orgánica Municipal y la propia Constitución Nacional, a los concejales, Ricardo Núñez y Justo Manuel Marécos, tratando de alcanzar con más de cuatro meses de antelación un precario acuerdo Municipal, que al no alcanzarlo actuaron de esa forma" decía Segovia.

Lo que reclama el concejal Núñez a Justicia Electoral es simple, “¿Puede el presidente de la Junta Municipal, señalarlo con el dedo, destituirlo y remplazarlo? Esa es la pregunta que al no ser atendida por el Tribunal de Justicia Electoral, ha decidido hacer una huelga de hambre.

Cabe destacar que el Concejal Núñez fue electo en elecciones libres y reconocidas por la Justicia Electoral. El presidente Fernando Lugo, días atrás desde las afueras del Sanatorio Libanes, que lo está asistiendo de una dolencia en Sao Pablo, hablaba de "...la gran deuda que tienen los políticos paraguayos, una de esas deudas es la Jurídica estructural" decía.

Se requiere un diagnóstico profundo, para que los mecanismos gubernamentales relativos a la Justicia, tomen estos caminos estructurales, y no sigan apegados a los clichés puramente delictivos, de extremismo político o de pobreza. Su mezcla de cultura urbana fragmentada, con redes tecnológicas, identidades tribales sin jerarquías, con un bajo sentido de la autoridad, y emociones que mezclan el mito y racionalidad. Esto es mirado por el poblador, se va lentamente transformando en un principio de orden para amplios sectores de jóvenes y barrios de nuestra ciudad.

Pese a que el modelo barrial desarrollado por una precaria vivienda de hule en los asentamientos de Luque y el tipo de mercado laboral vigente, lleno de relaciones precarias y bajos salarios, parecen el marco ideal para un racionamiento; “…el que puede es capo el famoso mbarete” -la ley del más fuerte-. Esta manifestación, parecería inapropiada, sin embargo hay que sindicarla como la causa principal, ya que ésa violencia trasciende los bordes de la pobreza, y todo lo que existe tras de ella.

La tercera tendencia es la judicialización de la política, que es el tema central de este comentario. El creciente número de problemas políticos que se orientan a soluciones judiciales constituyen un indicador importante de que el sistema político experimenta una pérdida de autocontrol y diálogo, y que sus instituciones –especialmente los partidos – están sobrepasados en su capacidad de reglar la política.

Los principios que ordenaron la transición a la democracia –independientemente de la valoración que se tenga de ella– están definitivamente en desuso, ya sea por cambios los sociales o generacionales. Pero ellos no han sido sustituidos por otros nuevos, ni tampoco se ha producido un nuevo concepto de orden político interno, tanto en la oposición como en la Alianza Patriótica.

Es precisamente ese fenómeno el que ha hecho proliferar vínculos y confianzas que trascienden los círculos políticos propios; y disputas que no pueden ser remitidas a instancias internas sino a las judiciales. Pero esta judicialización ha agregado un actor indirecto que difícilmente puede ser controlado o acotado, al menos por la política: los fiscales del Ministerio Público.

Estos han pasado a ser determinantes en la caracterización de la buena política, sobrepasando con ello, en la práctica, las funciones que les son propias de conformidad al nuevo procedimiento penal.

En perspectiva, la judicialización de la política –esta vez- se explica al interior de la órbita de competencia por el cargo de Intendente Municipal y en el marco también de la eventual formación de nuevas alianzas políticas, razón por la cual seguramente se mantendrá en los próximos años.

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